Rincón tauro deportivo

Más vale que sobren

a que falten

Pedro Mari Azofra

Mi infancia se deslizó en Cirueña, aldea que me vino muy a mano pues nací allí. “Por aquel entonces”, entre el 43 y el 54, había escuela de niñas, niños, con 60 alumnos, otra en la aldea de Ciriñuela, más de 500 habitantes, mozos, baile de gramola y ni una mala pared donde se jugara a pelota. Como las había en muchos gaches y aldeas, se llamaban frontón o juego de pelota, aprovechando los muros de las iglesias ¡Hasta en Ciriñuela!

Y en Villar, Manzanares, Gallinero, Villarejo, Berceo, Estollo... Mi pueblo hoy andará por los 130 habitantes, con Ciriñuela incluido, y tiene dinero y proyecto para hacer un frontón semi cubierto que puede ser de usos múltiples ¡Qué alegría! Mocetes no hay o quedan pocos. En La Rioja hay miles de fundamento. Cerrados y que sirven para mil actividades. Realmente son polideportivos. En Logroño un saco: Sociedades deportivas, colegios, barrios, fincas particulares... En Lardero, además del municipal, hay docenas. En dirección a Soria, hay lugares con cuatro hermosos en 400 m2. ¡Y muchos más! Fincas y fincas con frontones. Suelo pasear por el campo y siempre los veo vacíos. Fueron como un golpe de poderío o lujo. Como lo fueron el de Marrodán por Cascajos o el de Amelivia en el cruce de la carretera de Soria, donde está la iglesia de los padres franciscos, en los años 50 y 60.

Eran otros tiempos y el deporte, fútbol y pelota. Hoy... la pelota hace daño en la mano. Juegan poco de niños. Nos quedan esos proyectos reglados y pueblos riojanos que aún trabajan con los chiquillos y jóvenes. Fue una carencia no tener frontón de niño y verlos en abundancia me alegra tanto como me mosquea que algunos hermosos estén abandonados o se utilicen para apalear ramas de alubia y habas secas.

Rioja Sport © 2017

Todos los derechos reservados | Política de Privacidad